A tu llanura de lunas soleadas,
al tótem que emerge sediento,
placeres de dioses mortales,
orgías de miel y trigales,
bajo el cielo y sobre el viento.
Al sonido de dos almas mudas
que olvidan el tiempo y el mañana
acústica melodía de corazones
que a ciegas y a tientas, cabalgan
en el murmullo de palabras profanas.
Al trigal que sostiene mi cuerpo,
a la mariposa que dulce se posa,
en el húmedo cántaro con esmero
haciendo gemir, meloso y placentero,
los pétalos de mi tibia rosa.
Rita Mercedes Chio
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