Con la serenidad
de una pluma cayendo,
el pestañear de un anciano,
asomado en la ventana,
la tormenta alejándose
detrás de mis colores.
La tarde de domingo
arma sus maletas, cansada
caracol que agoniza
de cara a una breve noche
llevándose consigo,
el sabor del desencuentro
el beso de dos ángeles
la caricia más postergada.
Rita Mercedes Chio